lunes, 21 de julio de 2008

Camino hacia la Luz


El tiempo avanza inexorable
y yo me quedo extasiado
en la puerta de mi casa
al contemplarlo.
Veo pasar el cadáver de mi amigo
y el de mi enemigo
me mira atravesado aquel vecino
y me sonríe el alegre muchacho.
Miro el reloj, ¿para qué lo hago
si nadie me espera?
¿Para qué correr si ya el sol se oculta
por el horizonte detrás de las montañas?
No hay luz, sólo la lúgubre vela me acompaña
un pedazo de pan y un vaso de leche
y una profunda reflexión sobre mi vida
¿dónde están mis familiares?
¿dónde los innumerables amigos?
¿dónde los títulos universitarios?
¿y los premios y reconociemientos?
Estoy sólo ante la delgada línea del horizonte
me dispongo a partir solo
solo con mis pensamientos
con mi realidad, ¿triste?
No, simplemente hice lo que quise hacer
luché, me caí, volví a levantarme
hasta que decidí retirarme
en paz conmigo mismo
con la sola compañía de mi cuerpo y de mi alma
y me dispongo a atravesar los umbrales
de la noche, la cual será resplandeciente
alegre, pacífica, radiante...
me espera la luz
que me acompañará para siempre.

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