lunes, 21 de julio de 2008

Del dolor a la alegría de la vida

Caminas con desesperanza, con amargura, la vida te ha llevado por la senda de la tristeza y el dolor. Ves todo negro, todo es pesimismo y desesperación.

Hasta que una mano amiga se posó en tu hombro y te inundó de sus vibraciones positivas, de su ilusión por la vida, de su optimismo, de su alegría. Entonces ves el principio de un camino distinto, lleno de esperanza, de fe, de agradecimiento por las experiencias vividas, por las personas que conociste.

Miras al cielo y ves una luna sonriente y unas estrellas que te elevan el ánimo, que te hacen ver la vida de manera diferente.
Observas el sol radiante que cada día nos acompaña, ves las montañas que no se inmutan al paso de los siglos, de unos árboles milenarios que se resisten a morir y son testigos del tiempo.

Es hora de cambio, es hora de cerrar heridas, de abrir nuevas puertas. La puerta de la vida te espera, no más amargura, no más remordimientos, no más darle vueltas al pasado.

Ahora la vida se te presenta de color esperanza, observas la sonrisa del niño y la palabra sabia del anciano, los distintos colores de las margaritas y el intenso perfume de las rosas.

Eres Luz en el camino, víve con intensidad. Mucha gente te ama, abre los ojos del alma y verás las maravillas que te tiene reservadas el Señor.

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