viernes, 1 de agosto de 2008

Me convertí en perro callejero

Esta mañana me levanté temprano, me encontraba junto al lago cuando escuché una voz que me indicaba que yo no era un hombre, que era un perro encantado.
Enseguida me puse a ladrar. La gente huía de mí. Uno me tiró una piedra que me dio en la cabeza, la cual me hizo sangrar. Entonces presioné la herida para que se coagulara la sangre.
Seguidamente me dirigí al centro de la ciudad y allí me uní a un grupo de perros que disfrutaban del tranquilo día soleado.
Uno me preguntó:
-¿Qué te pasa? Tienes figura humana, pero ladras y te comportas como uno de nosotros.
-Bueno, es un poco difícil de explicar. Yo soy un perro encantado, mi nombre es Pillo.
Un hada mala me convirtió en hombre porque no obedecía sus órdenes perversas.
El perro que le había preguntado le presentó a los demás perros y le contó la historia de Pillo.
Éste se encontraba tan feliz con sus nuevos amigos que decidió abandonar su casa y su familia de humanos para irse a vivir con los otros canes.
La vida con ellos le encantaba, le gustaba su compañía, su comida, sus juegos y que lo trataran con tanto cariño.
-¡Aquí sí se vive en paz y con tranquilidad!- gritó a los cuatro vientos. -Ya no quiero ir a vivir nunca más con los humanos, pues ellos no tienen muy buenos sentimientos, son egosístas, prepotentes, avariciosos y malvados.

No hay comentarios: