En los meses de enero y febrero se llena la zona de turistas procedentes de diversas zonas del país, pero la mayoría procede de Santiago. Después de un largo recorrido, unos 800 km aproximadamente, llegan cansados a la cabaña, dejan sus bártulos, se ponen el bañador y las zapatillas y se tienden en la arena a orillas del lago. Contemplan lo plácido que se encuentra, las montañas que lo bordean y la abundante vegetación que lo adorna. A lo lejos vislumbran el volcán Llaima, al cual pueden observar, a pesar de la distancia, cómo flamean las llamas y la intensa humareda que se eleva unos cuantos kilómetros. De repente miramos mucho más cerca y observamos al volcán Villarrica y nos preguntamos, ¿habrá alguna conexión subterránea entre ambos volcanes? ¿Empezará a bramar en medio de la noche mientras dormimos?
En nuestro subconsciente quedará tal interrogante hasta que abandonemos estas ubérrimas tierras.
Tamarán
En nuestro subconsciente quedará tal interrogante hasta que abandonemos estas ubérrimas tierras.
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